miércoles, 23 de julio de 2008

Historia de nuestra Catedral


La iglesia en la calle de Mesones 139, tuvo como origen un recogimiento de mujeres fundado en el siglo XVI. Dedicado a Santa Mónica, albergaba viudas y abandonadas, para alejarlas de los peligros de la vida mundana.

En estado de decaimiento en el siglo XVII (1610) se decidió establecer allí mismo un convento, asegurándoles a las recogidas que continuarían teniendo cobijo, don Fernando de Villegas, rector de la Real y Pontificia Universidad, se ofreció raudo y veloz a fundarlo y sostenerlo, a condición de que lo manejaran sus ocho hijas y su suegra, monjas todas ellas, de diferentes instituciones religiosas, que habrían de dedicarse a la enseñanza de niñas.

Para dar cabida a las nuevas religiosas con sus sirvientas, don Fernando adquirió unas casas aledañas y construyó una capilla para que monjas y recogidas escucharan la misa. Al paso del tiempo ingresaron más novicias y las casas resultaron insuficientes, por lo que un buen día --malo para las recogidas-- las monjas abrieron un boquete en el muro que separaba ambas casas, pasando por él a sirvientas y niñas, para que arrojaran a las viudas y abandonadas, apropiándose de las instalaciones.

Así continuó creciendo el convento hasta la muerte del fundador, cuyo heredero se negó a seguir sosteniéndolo, con lo que comenzó a deteriorarse, al grado que la capilla ya no se pudo utilizar. Sin desanimarse, las religiosas buscaron otro benefactor, logrando que don Juan Navarro de Pastrana les reedificara convento e iglesia en 1661, dejándoles además rico legado para que continuaran en la bonanzas tras su fallecimiento, cosa que, en efecto, sucedió, pues cuando abandonaron el convento por las Leyes de Exclaustración, poseían 52 casas que les proporcionaban jugosas rentas.

Con los años las instalaciones conventuales fueron destruidas y la iglesia se salvó, gracias a que le fue cedida en la segunda mitad del siglo XVIII a la Iglesia de Jesús, una iglesia mexicana católica reformada con sucesión apostólica, que en 1904 adoptaría el nombre de Iglesia Episcopal Mexicana. La Iglesia Episcopal Mexicana, hoy Iglesia Anglicana de México, respetó la elegante fachada en la que sobresalen las portadas gemelas, características de los templos de monjas. Ambas muestran columnas parcadas y almohadillas en el primer cuerpo; el segundo está decorado con un frontón roto que enmarca una gran ventana, todo labrado en fina cantera. En los años 60’s del siglo XX la Iglesia Anglicana de México remodeló el templo siguiendo las reformas litúrgicas de aquellos años. Actualmente es la catedral nacional anglicana del país.

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